lunes, 26 de noviembre de 2012

La piscina

En Geoyeo, nuestro barrio, hay un gimnasio municipal que tiene una piscina.
Vale un poco más de tres euros ir a nadar, y se puede ir cada día, de 12 a 14.00 del mediodía.
Después de esa hora, vienen docenas de señoras mayores a clase de aquagym.
Yo intento ir dos o tres veces a la semana, y ya me conocen. Nadie, absolutamente nadie sabe una palabra de inglés. Yo les hago mucha gracia y me dan siempre la misma taquilla.
Creo que intentan aprender cosas en inglés para decírmelas, porque el otro día, sin previo aviso, me dice una "have a nice day", y se quedó encantada, mirándome, toda orgullosa.
La socorrista es muy maja y me saluda siempre y aunque no habla ni papa de inglés intenta explicarme las cosas, en plan, estas calles están libres, el sábado cerramos, vacaciones de Navidad...etc.
El vestuario es un caos de señoras mayores enanas y niñas pequeñas.
Todas lo flipan conmigo, se quedan mirándome mientras me ducho y se dan codazos.
En el vestuario, como en una casa, se dejan los zapatos a la entrada, asi que en la zona de duchas, te duchas sin chanclas. Ya me he acostumbrado, pero al principio no me hacía mucha gracia.
Creo que está todo muy limpio y las señoras se lavan a conciencia. Te tienes que duchar antes de entrar en la piscina con jabón y todo, y sino, te dan el toque. Vamos, nada que ver con una piscina que yo me sé que hay en Coruña...
Cuando me meto en la piscina, las calles libres están llenas de señoras dando saltitos, nadando a dos kilometros por hora, y parándose en el medio para charlar y comentar la jugada.
Yo al principio me ponía un poco nerviosa, a ver señora, apártese...Pero ahora me parecen tan riquiñas que no les puedes decir nada, además creo que son muy fans, a veces me dicen cosas en coreano.
  En cuanto estoy un rato nadando, se disuelven y se van a otra calle. Muy bien, así si.

Hoy, que vino Luis conmigo, fué toda una revolución.
Los señores y señoras coreanos son todos iguales, super bajitos, delgaditos, y muy poco pelo, los hombres en general. Y ahí va Luis todo tatuado, con los piercings y su super barba de mariñeiro, y en cuanto me echo a nadar y lo pierdo de vista, había una pandilla de señores rodeándolo hablándole en coreano como si de toda la vida. Y yo pensando, bueno, no me lo puedo creer, hablan inglés! y cuando me acerco, Luis en el medio con cara de circunstancias, sin entender nada el pobre. 
 Los señores estaban encantados con los tatuajes y la barba, y uno le quería tirar de los piercings, jajaja. 
 Ahora entenderá porque en la piscina yo hablo en castellano, total...




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