Japón

En Japón hay salas de juegos donde sólo hay máquinas para atrapar muñecos o dulces. También tienen máquinas de fotos donde las niñas se sacan fotos en plan fotomatón con sus amigas, y se tunean. Se cambian el pelo de color, se maquillan, se prefilan la cara, y se ponen distintos tipos de labios.

En el cine, aún están poniendo Dragon Ball.

Hay cruces, como este en Shibuya, en donde se juntan cientos y cientos de personas.

Cuatro semáforos se ponen en verde al mismo tiempo, reza para acabar en el lado que querías.

 En algunas zonas te encuentras a estos señores guardias en el medio de la calle, para regular el ir y venir de los peatones. Todas las calles están separadas en dos carriles, uno de ida y otro de venida. Y clardo, hay que ir en sentido contrario, porque allí van como los ingleses.

 Puedes subir a un edificio que tiene 45 pisos, y desde allí, admirar Tokio desde las alturas.

 

La gente que se tatúa carpas japonesas, realmente no las ha visto en directo.

Porque son una de las cosas más desagradables que he visto.

A parte de ser enormes y lentas, hacen una especie de movimiento con la boca en plan succión, que es un asco.

Eso sí, cuando te encuentas una amarilla y no la ves desde muy cerca, mola bastante.

 

En Japón se juega mucho al béisbol. Por aquello de continuar con la tradición americana.

Nos encontramos este partido de niños super pequeños en un campo a pie de calle.

Cantaban sin parar para animar a su propio equipo, ya que no había casi público, sólo algunas madres.