La semana pasada fuimos a Everland, que es un parque de atracciones como a una hora de casa.
Es como un amago de Eurodisney, pero sin ser de Disney, así que los muñecos dan un poco de grima, y es bastante más pequeño.
Hizo un día increíble y nos pasamos casi todo el tiempo haciendo colas de una hora para montarnos en las atracciones, pero aún así, lo pasamos muy bien.
Estar en un parque de atracciones es como marcharte del país, no sabes muy bien donde estás, pero ya no estás en casa, todo es muy raro, y te olvidas de que día es y de que es lo haces en tu vida. Mola muuucho.
Había millones de excursiones de niños de todas las edades. Niños pequeños que iban cogidos de la mano en parejas, todos con su chandal de distinto color, según el cole. Riquiñisimos.
Había una atracción que era como un pequeño safari, una cosa terrible. No sé porque fuimos, si estamos totalmente en contra de este tipo de cosas, pero una vez pagada la entrada al parque, no pudimos negarnos a ver animales.
Esta es la peor montaña rusa que he montado en mi vida, pero no por cutre, sino por el miedo que da.
Grité tanto que se me fué la voz y estuve afónica dos días. Un horror. Cuando salí sólo quería ir a decirle a la gente de la cola, que por dios no se montaran, que era un horror. No sé a cuantos kilómetros por hora íbamos, pero imagínate una caída libre y además a toda leche. NI puta gracia. A Luis le encantó, claro.
Y por la noche, música y cabalgata de luces.
Caray, da la sensación de que va a salir Michael Jackson por ahí a raptar a algún niño inocente... ¿por qué no fotografiaste a ningún muñeco? ¡Ahora tengo curiosidad! Jijijiji Biquiños
ResponderEliminar